@Kastarnado |
DESPUÉS DE ESTA MAÑANA
Tenía los cabellos húmedos, envueltos
en una toalla. Caminaba por las calles de la Barceloneta de la mano de un
hombre que iba vestido con una gorra en la cabeza, unos pantalones de campo y
una camisa anudada a la cintura. Sobre el cuerpo de ella una toalla prendida al
pecho, sujeta con la levedad precaria que proporciona enganchar un trozo de
tela dentro de otro, retenido por la propia presión. Era su única prenda.
Los dos paseaban de la mano,
como si flotaran, suspendidos sobre una especie de mágica bruma con olor a
salitre marino, que los acogía en sus brazos y los transportaba despacio, con
dulzura tierna, sin permitir que sus pies apenas rozaran la piel de la acera. Levitaban.
La cabeza de ambos estaba
conectada por una canción que los había levantado de la cama sin ningún
esfuerzo: “Después de esta mañana/contigo me parece la gente más humana/
Después de esta mañana/ sin peine y sin camisa/ y con esta sonrisa/ de
bobalicón”…ella saltó de la cama a la ducha…y él con ella...para prolongar un
tacto de agua que acariciaba sus cuerpos desde la cabeza hasta las
pantorrillas…plenas las caderas y las manos de jabón suave, fragante y pomposo,
que creció como una nube de burbujas hasta inundarlo todo, sin poder filtrarse
por el desagüe… “Los pájaros saludan, al pasar/ y las farolas son de regaliz/
soy más idiota pero más feliz/ después de esta mañana”…ella se vistió con dos
toallas y él con lo primero que pilló… Y así salieron a la calle… “cantando a
gritos Guantanamera/ sembrando en las aceras confusión…”.
Llegaron a un bar de la
Barceloneta…con el hambre que provoca los estragos de una noche de lujuria sin
freno…la gente giraba a su alrededor como si fuera un decorado…se sentaron en
la barra y pidieron una ración generosa de pan, tomate, sal y aceite, y un buen
vaso de café. Estaban ausentes y en su propio mundo… “después de esta mañana/
contigo me parecen más altas las medianas/ después de esta mañana bailo cuando
el vecino/ escucha reggaetón/después de esta mañana/ me da un poquito
igual/todos los dardos dan en la diana/después de esta mañana/ en tu colchón/…ella
se quitó la toalla que le cubría la cabeza, con cuidado, lentamente, mientas él
la recogía y le secaba los cabellos, largos y ondulados, y se los peinaba con
los dedos, proporcionando un masaje tibio, que la devolvía a esos instantes
entre las sábanas y a las placenteras caricias de jabón…mientras la gente
seguía ausente, como en un decorado, estando, pero sin estar…asistiendo -pero
sin asistir- a una sesión de tactos de amor sin freno, de yemas de los dedos
hambrientas, desesperadas, que se desataron sin poder evitarlo encima de la
barra del bar, mientras comían tostadas con aceite de oliva resbalando por sus
barbillas, por el canalillo de los pechos de ella, por el ombligo al aire de
él, rebosando aceite en la frontera de la cinturilla del pantalón, relamidos los
dos con olor a café y pringue de tomate y sal en las manos.
Menos mal que la gente de
alrededor no contaba, formaban parte de un decorado improvisado, quietos en sus
retinas, como el fotograma de una película en medio de un sueño. En sus cabezas
solo había sitio para la canción que les conectaba al placer generoso de sus
cuerpos dispuestos a dejarse llevar sin freno alguno: “Después de esta mañana
junto a ti/me caso con cualquiera/no estoy drogado/pero, como si lo
estuviera…”.
Carmen Barrios Corredera.
*Agradezco a El Kanka la letra
de esta canción tan llena de vida.
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