lunes, 18 de junio de 2012

El cuerpo, recipiente perfecto de la vida




Caricia de luz


Para reconocer la vida

Para reconocer la vida
bailo sobre los adoquines de la distancia.

Para reconocer la vida
coloreo los muros del desencuentro.

Para reconocer la vida,
dibujo una espiral de espuma de mar
sobre tu pecho

Para reconocer la vida
palpo el silencio,
subo los siete escalones de la noche
y susurro ocho veces la palabra
tentación
al oído de tu ombligo. 


Publico un poemita y una fotografía del nuevo trabajo que he iniciado sobre el cuerpo, femenino o masculino, a plena luz o en penumbra escasa, el cuerpo como materia que nos envuelve y que disfrutamos. El cuerpo como visión, tacto, caricia, fragancia, sabor, el cuerpo que descansa, que palpita, el cuerpo en plenitud a la espera de ser captado en un instante mágico. El cuerpo como recipiente perfecto de la vida. 

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