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Mujer en volandas |
Esta "Mujer en volandas" acudió al objetivo de mi cámara una tarde de junio, mientras paseaba por una calleja de Lisboa. Me llamó la atención, porque parecía una Ninfa de los bosques suspendida en la pared de un edificio en ruinas. Me gustó su fragilidad, y su ritmo de estática bailarina eternamente pegada a un muro condenado al derribo.
La poesía que acompaña esta fotografía habla de la tensión perpetua entre el poder de la magia y el mazazo de la realidad.
Imagen y poesía vuelven a caminar unidas, para dar coherencia a la expresión de un run run que se debate a menudo en nuestras mentes.
Imagen y poesía vuelven a caminar unidas, para dar coherencia a la expresión de un run run que se debate a menudo en nuestras mentes.
Náyade
Tengo la cabeza ocupada
por Náyade.
¿Es una o un?,
me preguntas tu,
mientras mi mirada
coquetea con el brillo sonrosado del ocaso.
me preguntas tu,
mientras mi mirada
coquetea con el brillo sonrosado del ocaso.
Deseo que Náyade
sea ninfa del
río,
como en un
cuento mitológico,
un ser frágil,
ágil, suave,
mágico.
mágico.
Pero no lo es.
Es un parásito,
un huevo alojado
en las branquias
de un pez,
que torna en
concha negra
y se prende
al lodo del fondo del río.
al lodo del fondo del río.
Náyade
no es un ser
frágil, ágil, suave
ni mágico.
ni mágico.
Náyade es
Náyade.
Una palabra hermosa
bañada de
realidad.
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