domingo, 4 de septiembre de 2011

Tiempo abierto




Ángel dormido


Con los brazos abiertos

Hola!, ya estoy de vuelta. Primera entrada en el blog tras las vacaciones. Pego dos imágenes que contrastan y un poema de amor.

Las imágenes las tomé este verano en Italia. La primera en El Valle de los Templos en Agrigento, la Magna Grecia en plena Sicilia. Se trata de una escultura de Igor Mitoraj. Contemplar los cuerpos clásicos rotundos y gigantescos de Mitoraj rendidos a los pies de templos griegos milenarios fue una experiencia visual sorprendente y táctil. Recorrimos con nuestros ojos y nuestras manos las formas redondeadas de los cuerpos de bronce caldeados por el sol ardiente del medio día siciliano. Parecía que este ángel estaba dormido ante nuestros rostros y que en cualquier momento podía extender sus alas y alzarse como un gigante sobre nuestras cabezas. Pero no sucedió, prefirió seguir así, con los ojos cerrados, en un sueño profundo y eterno.

La segunda imagen está tomada en una pared de Nápoles. Se trata de la silueta de una mujer con los brazos extendidos. O lo que queda de ella. La mezcla de colores de fondo y la insinuación de su vientre casi difuminado convierten esta imagen en una especie de recreación de los sueños. Mientras la contemplaba, tenía la sensación de no encontrarme allí, en una calleja sombría de Nápoles, sino en un espacio onírico, caminando y saboreando los colores suaves y las formas levemente insinuadas grafiteadas y emborronadas por la suciedad de la pared. Por un momento me escapé y viajé al interior de esa cara inexistente. Le puse ojos para mirar y boca para besar. Por unos instantes me vi mi misma con los brazos abiertos, esperando justo el momento para abrazar ese instante de vida que palpita cuando disfrutamos con todos los sentidos.

Para acompañar estas imágenes he colocado un poema de amor. Lo escribí en un momento especial de mi vida, cuando comencé a despertar, a salir de una atonía vital que me mantenía atada por los tobillos. Se titula "Tiempo abierto", justo donde me encuentro ahora, en el espacio que fluye dentro de un tiempo abierto.




Tiempo abierto
Pronuncio lo esencial,
y te convoco.
Te respiro a mi lado.
Te sueño.
El tacto de tu piel
acude a la yema de mis dedos,
como un pálpito callado en el silencio.
Cada poro de mi piel
se eriza,
al reproducir ese sutil roce
que electrifica mi cuerpo al conversar.
Me despierto,
empapada de ausencia,
añorando otro espacio compartido
de memoria,
de delicado presente.
De tiempo abierto.

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