Confundir, distraer y engañar son acciones marcadas a fuego en las agendas del poder, que usan sus medios de comunicación afines para entorpecer la comprensión de lo que sucede. A menudo inventan falsos debates para evitar que se hable de lo verdaderamente importante y de lo que de verdad nos afecta. El artículo que pego a continuación va de uno de esos falsos debates. Lo publiqué en la página www.radicaleslibres.es acompañado de la foto "Selfie burlón para el patrón", una imagen que realicé en Barcelona, en una de esas callejas del barrio gótico que tanto me gusta transitar. Una vez más agradezco a los y las artistas urbanos su sensibilidad y su imaginación. Pura belleza en las paredes. Gracias.
Tiritas
La agenda neoliberal inventa falsos debates que pretenden
distraer a las personas de lo verdaderamente importante. Se pone en marcha la
rueda, crean un elemento de distracción y le dan fuelle a la moviola. Se
encargan ediciones de artículos de “expertos” en el tema elegido y se
publican con pompa en los periódicos en papel y digitales, a la vez que se
planifican minutos de radio y de televisión sobre el asunto del momento.
Ahora
se acaban de sacar de la chistera el conejo del derecho a la desconexión
digital de los trabajadores de las empresas durante su tiempo de descanso. Este
es el tema que toca. Un asunto que desde luego es preocupante, ya que muchos
trabajadores salen de su puesto de trabajo como si no hubieran salido, porque
tienen que estar disponibles a cualquier hora para la empresa de turno. Sin
embargo, aunque es un tema preocupante, desde mi punto de vista no es el tema.
Fuera derechos
Y,
¿cuál es el tema? Se pueden preguntar. Pues no es otro que
las reformas laborales llevadas a cabo primero por el PSOE -que en la última
etapa del Gobierno de José Luís Rodríguez Zapatero inició el camino- y después
por el PP de Mariano Rajoy, que dio forma a una nueva “reforma” de la
legislación laboral, que se ha convertido en un retroceso histórico de cuarenta
años en derechos de los trabajadores. Esta contrarreforma del PP termina con la
negociación colectiva como herramienta fundamental de contrapeso de los
trabajadores a las imposiciones de las empresas y permite incluso los contratos
de “cero horas”, una aberración legal que deja a los trabajadores desprotegidos
y sin derechos, en una posición de meros objetos al servicio de las necesidades
de la empresas.
Es absurdo hablar sobre el derecho a la desconexión digital
cuando la legislación permite contratos sucesivos de una hora para un mismo
puesto de trabajo, ya sea al mismo trabajador o a trabajadores distintos. Sigue
siendo absurdo hablar de esto cuando la precariedad laboral se ha impuesto por
vía legal en las formas de contratar, cuando un empresario tiene las manos
libres para acudir al mercado y señalar con el dedo al trabajador que le
interesa en ese momento, tal como hacían los caciques y los capataces hace
cuarenta años en las plazas de los pueblos de España con los jornaleros, o al
pie de una obra con los albañiles: “tú sí trabajas hoy, tú no, tú sí, tú no….”.
Algunos
se han hecho eco inmediatamente del falso debate sobre el derecho a la
desconexión digital y lo han abrazado en el típico juego de despiste, en el que
se quiere quedar bien en los medios de cara a la galería, aportando un cubo
lleno de nada. Es como si uno va a urgencias con la cabeza abierta y sale de
allí con una tirita en una ceja.
Derogar la reforma laboral
No
necesitamos tiritas, necesitamos trabajo digno, es una exigencia justa que se
derogue la reforma laboral que nos ha devaluado la vida, permitiendo que se
despidan trabajadores con facilidad y que las empresas hagan reajustes de
plantilla de forma unilateral sin contar con los sindicatos. Una reforma
laboral que ha instalado la precariedad, los contratos basura y los salarios de
pobreza. Una legislación laboral regresiva que está rompiendo el modelo social
de convivencia por los dos extremos, porque por un lado impide la emancipación
de los jóvenes y por otro fragiliza hasta el colapso el sistema público de
pensiones debido a la baja recaudación -vía retenciones- que se produce como
consecuencia de la abundancia de contratos precarios.
Con este panorama, la hiperconexión digital a la que se ven
forzados muchos trabajadores y trabajadoras se convierte en una consecuencia
lógica de la precariedad, un daño colateral añadido. Es un síntoma más de esa
pérdida de derechos que se ha instalado debido a una legislación que
desequilibra la balanza del modelo laboral a favor de los empresarios, a los
que otorga un poder unilateral como no habían tenido desde la época franquista.
Si se consiguiera derogar esta contrarreforma laboral, se recuperaran los
convenios colectivos y los empleos dignos, el asunto de la desconexión vendría
dado, recogido en los convenios y legislado como es debido. Empecemos la casa
por los cimientos y no pretendamos poner los perfiles de las ventanas
suspendidos en el aire sin siquiera haber llegado a construir el muro que los
sujeta.
Parece
que algunos no se han dado cuenta de que tenemos una nube tóxica de tamaño
galáctico sobre nuestras cabezas y en lugar de trabajar para extinguir la nube
que asfixia el cuerpo social, se dedican a mover el plumero, a ver si
esparciendo un poco el polvo se nota menos.
Por
favor, atiendan a lo importante, que no es otra cosa que ponerse manos a la
obra para conseguir derogar la contrarreforma laboral del Partido Popular, esa
nube tóxica que nos asfixia y que está llevando a un buen número de personas en
España a una quiebra vital de la que es muy difícil salir con los pulmones
limpios.
Carmen Barrios
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