El 8 de marzo es un día para celabrar y reivindicar. Pego un cuento que está dedicado a todas las mujeres que llevan reclamando derechos de igualdad desde que existen las piedras, desde que sale el Sol cada mañana y la Luna viene y se va para completar un ciclo de 28 días, a todas esas valientes mujeres que se han plantado alguna vez ante los poderosos para decir NO, y con su acción han contribuido a que se den pasos adelante. ¡!!!Feliz 8 de marzo¡¡¡
El relato va acompañado por una fotografía que realicé en una callejuela de Marrakech en la que se puede ver el mimo que puso el artista o la artista para retratar una mujer pensativa y mirando al frente tranquila. El rojo de los muros de esta ciudad hacen resaltar con vida propia esta imagen tan bella.
El relato y la fotografía también han sido publicados en la web www.nuevatribuna.es
en la sección de cultura.
Va el cuento:
La conductora de la línea Cementerio-Paraíso
La conductora de la línea Cementerio-Paraíso lleva guiando
su autobús en el primer turno del día tanto tiempo como las columnas que sujetan
la casa de Hades sobre la faz del Inframundo. Sortea los flujos de coches que
se concentran durante las horas punta con la misma destreza que Caronte, el
mítico tripulante que inauguró la línea y cubre el turno vespertino hace una
eternidad. Ella es consciente de la pesadumbre que habita las almas de los
usuarios, que se acomodan en los asientos del vientre de acero del vehículo
como un rebaño de corderos mansos listos para llegar a su destino.
La conductora de la línea Cementerio-Paraíso es muy
concienzuda en su trabajo. Nunca deja nada al azar. Antes de comenzar a deslizarse
por las calles revisa cada día la presión de las ruedas, la respuesta de los
frenos y el buen estado de uso de los asientos y los asideros. Considera de una
importancia extraordinaria que los usuarios de la línea realicen el trayecto
con seguridad, pues han pagado el precio por adelantado para llegar a la última
parada sin sobresaltos ni incomodidades que puedan perturbar su dignidad.
La conductora de la línea Cementerio-Paraíso es una
mujer experta, que tiene entre sus manos un volante privilegiado para el
tránsito. Cuando finaliza su jornada siente la inquietud punzante de la duda si
algún pasajero toma el camino de vuelta, porque eso significa que puede
quedarse suspendido entre dos mundos como una sombra errante.
La conductora de la línea Cementerio-Paraíso está
segura de la importancia del trabajo que realiza, de la responsabilidad sagrada
que atiende cada día, pues debe cumplir con todos los requisitos del ritual de
tránsito sin escamotear un solo minuto al tiempo asignado por Crono para cada
trayecto. Y lo cumple con la rigurosidad de la salida del Sol o la llegada puntual
de la Luna nueva.
La conductora de la línea Cementerio-Paraíso siente
una opresión espesa que exprime su corazón, porque no entiende el motivo por el
que Zeus, el dueño de la empresa que la contrató hace ya tanto tiempo, prefiere
fijarse en lo bien que le sienta el uniforme en lugar de reparar en el trabajo
que ella realiza. Se ha enterado de que Zeus recompensa sus esfuerzos muy por
debajo de la asignación que recibe Caronte, cuando ella ha demostrado con
creces que sus capacidades son igual de buenas que las de su compañero del
turno vespertino.
La conductora de la línea Cementerio-Paraíso ha
decidido detener de forma indefinida su vehículo en la parada del lago Lete como
muestra de protesta, en el distrito de Inframundo -a medio camino entre
Cementerio y Paraíso- donde los usuarios que tienen el alma blanda pueden
detenerse para borrar todos sus recuerdos. Los demás, los que no tienen el alma
blanda, han elevado una queja contundente, porque si hay que hacer una pausa
indefinida ellos prefieren que sea en Mnemósine, donde pueden beber las aguas
del saber y de la consciencia eterna.
El lío monumental que se ha montado en Inframundo ha
llegado a los oídos de Zeus, el dueño y señor de la empresa, que está
escandalizado por el curso que han tomado los acontecimientos, con cientos de
almas errando por Inframundo sin encontrar solución a su destino y miles
haciendo cola en Cementerio, al principio de la línea. Está enfurecido y ha amenazado
con abrir un expediente terrible a la conductora del primer turno del día de la
línea Cementerio-Paraíso.
Sin embargo, ella está tranquila y totalmente
dispuesta a persistir en su protesta durante toda la eternidad si hiciera
falta, hasta conseguir el mismo trato, el mismo reconocimiento y la misma
recompensa que recibe Caronte. Está convencida de que su exigencia es un asunto
de justicia y teme con más intensidad las malas pasadas que le puede infligir
su propia conciencia si cede, que a un jefe con el carácter de un dios enfurecido.
Carmen Barrios
Precioso y original.Muy adecuado para que reflexionemos sobre la realidad de las mujeres en este marzo.Un abrazo.
ResponderEliminarMuchas gracias Marisu, Tienes razón en lo de que hay que reflexionar, volvemos hacia atrás" como cangrejos retrógrados" que diría Breton...y en las políticas de igualdad se nota muchísimo...han pasado a ser la última de las preocupaciones,
Eliminargracias de nuevo por leer mi cuento y muchos besitos, Carmen